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Andaba detrás de ella por la estación, a unos pocos metros. Ella llevaba una chaqueta marrón hasta la cintura, pelo corto y tacones. Hacía pocos segundos que sus ojos se clavaban en su espalda. Todos quienes caminaban en sentido contrario azarosos con sus maletas posaban irremediablemente sus ojos en ella. La curiosidad de él aumentó hasta hacerse insoportable. Aceleró su paso para ver aquello que nadie podía evitar...
Ding dong, pasajeros del tren con dirección...
con dirección ¿ a donde?
ResponEliminaI ens deixaràs amb aquesta intriga?? Espero que hi hagi, almenys, segona part, eh? Que el relat té molt bona pinta i vull saber què té aquesta noieta que enlluerna tant a tothom... ;P
ResponEliminaVaya, qué oportuno.
ResponElimina¿Y consiguió verlo?
ResponElimina:)
Ooohhh, y entonces??
ResponEliminaNo podés dejar el relato así. Hmm, creo que cuando dio con el rostro reconoció a la mujer que amó hace muchos años y que pese a que había cambiado de corte de cabello y su gusto en ropa no pudo evitar reconocerla. Por el vaivén, eso dicen que no se olvida.
Un abrazo.
:)
ohh!! Y la vió??
ResponEliminaEs intrigamente sugerente :)
un beso!
No ens deixis així...!!!
ResponElimina¡Qué bonito, Jordi! ¿Y después qué pasó? No nos dejes en ascuas.
ResponEliminaPues sí, tienes toda la razón: últimamente ya casi no hablamos. Pasa que estoy de vacaciones y me la vivo en todos lados menos en la computadora.
Pero me da mucho gusto leerte, cariño. No faltaba más.
Ya cuando regrese a clases (en una semana) el ritmo se regulará, lo prometo.
Mientras, te dejo miles de petonets. Y mis mejores vibras :)
Ahhh,, qué pasó?? Por favor, no nos dejes con esta intriga… jeje
ResponEliminaBesos
I ens deixes així???
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